stgo en 100 palabrs

Recorriendo tus calles en la lujuriosa, pecadora y peligrosa oscuridad de la noche. En mi cabeza solo llevaba las ganas de encontrar mi hogar tranquilo y una cama confortante para descansar. Tal vez debí haber puesto los pies sobre la tierra, tal vez ese chico en verdad necesitaba dinero, tal vez se me habría ocurrido correr antes de sentir el cosquilleante y doloroso ardor que se iba expandiendo en mi abdomen mientras me desvanecía y mis ojos miraban por última vez, ya casi a lo lejos, la noche fría de la ciudad de mi vida.