Recuerdo el día en que nací. Un pájaro se posó sobre la ventana, los rayos de sol penetraban tímidamente en la habitación, estaba frío y cálido a la vez, la araña de la esquina donde el cielo se une con los muros, digería sin apuro lo poco que quedaba de la última polilla que cayó en su red la noche anterior, y el foco del pasillo justo frente a la puerta titilaba como si tratara de enviar un mensaje indescifrable a cualquier espectador ordinario, pero yo se que era una clara advertencia, parte de una bienvenida inquieta, un saludo silencioso y valiente, para una criatura especial y diferente.
lunes, 16 de junio de 2025
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